Camil Straschonoy
El espectáculo (comienza a las 17 de Argentina) tendrá sus partes formales
con discursos de los organizadores, momentos emotivos con el desfile de las
comitivas y de gran simbolismo con el encendido del pebetero en el Estadio
Olímpico.
Sin embargo, la mayor atracción para las cuatro billones de personas que, se
estima, verán la ceremonia por televisión, y las 80.000 que la observarán en
vivo, será el show artístico del director escocés Danny Boyle.
El cineasta es el ideólogo de la pieza llamada "La isla de las Maravillas",
inspirado en la obra `La tempestad`, de William Shakespeare, en la que
intervendrán cerca de 10.000 personas.
Lo que se sabe es que convertirá al Estadio Olímpico en una campiña con
animales en vivo y contará varios elementos de la cultura británica como
vestimentas victorianas y hasta jugadores de cricket.
El costo total del espectáculo, que el propio Boyle definió como
“impredecible e inventivo”, oscila en los 27 millones de libras esterlinas (33,2
millones de euros).
El selecto público que presenció un ensayo el pasado lunes, comentó en
Twitter que la ceremonia fue “épica”, “fuera de este mundo” y “espectacular,
cautivante, movilizante e inspiradora”.
El show tendrá la difícil misión de superar la apertura de Beijing 2008, que
cosechó elogios con sus juegos de luces, fuegos artificiales, vestuario y puesta
en escena de miles de músicos y bailarines.
Un plus con el que contará Londres es la adopción de un hijo pródigo de
Liverpool, el ex Beatle Paul McCartney, que regalará varios de sus clásicos,
incluyendo el cierre con “Hey Jude”.
Toda la ceremonia comenzará con el saludo protocolar entre el titular del
Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge y la reina Isabel II, en la entrada
del Estadio Olímpico.
Luego, el sonido de una campana de 23 toneladas marcará el inicio de las
actividades y del desfile de las naciones, que se realizó por primera vez
justamente en Londres, en los Juegos de 1908.
Los equipos de cada país entrarán en orden alfabético de acuerdo al idioma
del país anfitrión, en este caso en inglés, con la excepción de los griegos, que
siempre inician el desfile por ser los precursores de las antiguas competencias
de las que se inspiran los Juegos modernos.
Eso quiere decir que Luciana Aymar ondeará la bandera argentina junto al
resto de los atletas albicelestes en noveno lugar, detrás de Grecia, Afganistán,
Albania, Argelia, Samoa Americana, Andorra, Angola y Antigua y Barbuda. La
procesión la cerrará el equipo de Gran Bretaña, por ser el anfitrión.
Una vez que todos los países estén en el estadio, Jacques Rogge y el titular
del Comité Organizador y ex atleta británico, Sebastian Coe, darán un discurso
donde invitarán a la reina Isabel II a declarar el inicio de los Juegos.
La Carta Olímpica señala que luego se izará la bandera de los Juegos
Olímpicos con los cinco anillos entrelazados de distintos colores, que
representan la universalidad del deporte y la unión entre los continentes.
Además se cantará el himno olímpico y un atleta y un juez del país
organizador tomarán el juramento donde prometerán “respetar y atenerse a las
reglas”.
El gran final será la llegada de la antorcha olímpica tras recorrer 12.000
kilómetros y pasar por más de 8.000 relevistas, desde que inició su viaje en
Atenas hace más de dos meses.
Todavía permanece el misterio sobre quién será el atleta destacado que
encenderá las llamas del pebetero, que arderá hasta que finalicen los Juegos
Olímpicos, el 12 de agosto.
Quien encabeza las apuestas es el remero Steve Redgrave, que ganó el oro de
forma consecutiva entre Los Ángeles 1984 y Sydney 2000.
También suenan Daley Thompson, de 53, con marcas mundiales y victorias en
Moscú 1980 y Los Ángeles 1984, y los más osados señalan al futbolista David
Beckham, que oficia de embajador de los Juegos y quedó afuera de la convocatoria
para la selección de Gran Bretaña.
La incógnita se develará hoy, en lo que será el momento que se repetirá una y
otra vez cuando en un futuro se hable de Londres 2012.
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