La selección de básquetbol se enfrentará desde las 16 (hora argentina) a su
par de Brasil por el pasaje a semifinales de los Juegos Olímpicos, en el estadio
North Greenwich Arena.
El partido representará el tercer cruce de cuartos de final programado para
la jornada.
Anteriormente se jugarán los encuentros Rusia-Lituania (10 de Buenos Aires),
Francia-España (12.15) y luego, en el cierre de la jornada, Estados Unidos se
medirá con Australia (18.15).
El conjunto argentino, dirigido por Julio Lamas, llegó a esta instancia tras
ocupar la tercera colocación en el grupo A.
Por su lado, el elenco brasileño, orientado por el cordobés Rubén Magnano
(campeón con la Generación Dorada en Atenas 2004), fue segundo en la zona B,
detrás de Rusia.
Argentinos y brasileños, además de erigirse en los dominadores del básquetbol
en Sudamérica, se han enfrentado seguido en los últimos dos años, muchas veces
en instancias decisivas.
En la Copa del Mundo Turquía 2010, por ejemplo, el elenco albiceleste derrotó
al `verdeamarelho` por 93 a 89, para acceder a cuartos de final, con una
magnífica producción de ataque del capitán Luis Scola responsable -aquella noche
de setiembre en Estambul- de la nada despreciable suma de 37 puntos.
Un año después, en Mar del Plata, los dos equipos volvieron a verse las
caras.
En la etapa de clasificación, Brasil ganó por un pequeño margen (73-71), en
una recordada jornada en la que Andrés `Chapu` Nocioni permaneció en el
rectángulo de juego apenas 4 segundos, pues se lesionó feo uno de sus tobillos,
tras ejecutar el salto inicial.
Cuatro días después, en la final del Preolímpico marplatense (que clasificó a
los dos para la cita londinense), Argentina se tomó revancha y se impuso por 80
a 75, con otra muy buena labor de Scola, que anotó 32 unidades.
"Es un clásico, por cuartos de final de una competencia olímpica. Todos esos
condimentos lo hacen un partido especial", dijo el técnico Lamas, cuando se le
consultó respecto del tenor que alcanza el partido.
"Son esa clase de partidos que uno nunca se quiere perder. Yo jugué mucho en
los últimos años. Los oficiales y los amistosos también", consideró el ala
pivote cordobés Leonardo Gutiérrez, uno de los `recambios` de un equipo que en
la noche del lunes vendió "muy cara" la derrota (97-126) ante los Estados
Unidos.
El funcionamiento exhibido ante el `Dream Team` norteamericano, sobre todo en
los primeros 20 minutos, permite abrigar ilusiones de que el clásico puede ser
saldado con éxito.
Durante ese primer período inicial, Argentina (no sólo con sus elementos
titulares sino también con sus reservas) le plantó bandera a un combinado
estadounidense que no pudo dar pie con su acostumbrada defensa y recibió 59
puntos.
La exigua ventaja con la que el equipo de Mike Krzyzewski se fue al descanso
(60-59) explicó claramente que el argumento de aplicar la pausa, pasarse la bola
y seleccionar tiros cómodos ponen en aprietos al "más pintado".
Brasil, con atributos parecidos a los de la Argentina, exhibió una
regularidad destacada en el certamen.
Perdió un sólo encuentro en la fase de clasificación (74-75 con Rusia) y
mostró una interesante media cancha con Marcelinho Huertas (Barcelona, España) y
Leandrinho Barbosa (Indiana Pacers, NBA).
Además, el potencial interno que tiene el equipo de Magnano (Tiago Splitter,
Anderson Varejao o Nené Hilario) no lo tiene, tal vez, ningún equipo FIBA del
mundo.
Para Argentina será una empresa difícil pero no imposible, porque este
conjunto -esta Generación Dorada- parece acostumbrada a las proezas.
El único antecedente de enfrentamiento entre ambos seleccionados en Juegos
Olímpicos data de Helsinki 1952.
En aquella ocasión, el equipo argentino se impuso por 72 a 56, con 13 tantos
de Juan Carlos Uder, cuando esa otra Generación que engrandeció al básquetbol
local dominaba la escena en la región
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