El reinicio del ciclo lectivo tras el receso invernal presenta un incremento de los pedidos de licencia médica por parte de los docentes.
Este año no es la excepción y en lo que va de agosto el porcentaje de suplencias roza el 15%, según datos refrendados por la titular del Consejo General de Educación, Graciela Bar.
“Siempre en el segundo cuatrimestre se da una mayor cantidad de solicitud de licencias. No sabemos lo motivos, ya que nunca se hizo una investigación real sobre el tema”, admitió la funcionaria. “Este año ocurre lo estándar, es decir; hubo una mayor solicitud de licencias, pero tampoco fue un número (tan) exagerado que amerite un llamado de atención o revela la posibilidad de que exista un problema de salud masivo en los docentes entrerrianos”, precisó Bar.
En el gobierno entienden que se trata de un porcentaje que comprende a los que están realmente enfermos y los que se abusan porque saben que el sistema no tiene un control eficiente.
Respecto del impacto que la situación tiene en los alumnos, Bar confirma las sospechas de los padres, sobre todo en el caso de los alumnos de Primaria.
“Se ocasiona un daño pedagógico porque el cambio frecuente de los docentes provoca en los alumnos una inestabilidad que se nota en que les cuesta retomar el ritmo de la forma de enseñar, y también complica la relación afectiva que tienen con sus maestros. E l cambio permanente de los docentes provoca problemas pedagógicos”, indicó.
—¿Cómo se realiza el control?
—Cuando un docente está enfermo lleva el certificado de un médico particular para ser refrendado en el hospital de la zona o, en el caso de Paraná, en la Clínica Escolar. A ese control lo hace el médico de un ente estatal que a veces solamente refrenda lo que le llevan, sin hacer un examen exhaustivo y ahí está la falla del control, donde no se produce una segunda revisión para meritar si esa licencia es realmente necesaria.
De la explicación de Graciela Bar se desprenden algunas conclusiones. La primera es que si los médicos de los hospitales refrendan los certificados médicos por una postura corporativa, un docente puede tener varias licencias consecutivas o cercanas en el tiempo aunque no presente una patología permanente.
También puede pensarse que esa ineficacia en el control se traduce en un mayor gasto en el pago de las suplencias, que de no existir podría direccionarse a mejorar el salario de los docentes en actividad. La responsabilidad del control es del Estado, que se muestra ineficiente para hacerlo, pese incluso a la reciente creación de un Ministerio de Educación en la Provincia.
“Creo que hay muchos casos en los que no es necesaria una licencia extendida por enfermedad, pero no hay por parte de los médicos un contralor exhaustivo que permita decir que un certificado no debe convalidarse”, explicó Bar.
La funcionaria lamentó que “los códigos entre los colegas médicos son muy fuertes y no se produce esta segunda revisión que permita denegar el certificado otorgado por un primer médico. Se han hecho varios intentos de buscar que se hicieran auditorías, pero en muchos años anteriores no se encontró ningún grupo de médico ni facultades que quisieran hacer estas auditorías porque existe esto de los acuerdos y es muy difícil romper estas costumbres”, explicó.
Según Bar, el órgano específico de control “tiene que ser (el Ministerio de) Salud. Lo que tienen que hacer los médicos es no convalidar automáticamente los certificados. Si los médicos del hospital ven que hay una persona que no está enferma, no deben otorgar el certificado. Es muy difícil concientizar a las personas para que cumplan con su responsabilidad exacta”, definió, para admitir luego: “No tenemos un plan de contralor o auditorías específico, porque la actitud de los médicos hace que convaliden todo. Hemos hecho varios intentos, pero han sido con resultados nulos”.
El impacto económico
El presupuesto de gastos e ingresos de la Provincia para el año en curso incluye -como ocurre habitualmente- una previsión para solventar suplencias equivalentes al 8% de los docentes titulares. “Siempre estamos en desfasaje porque se supera ese número y las partidas de planta temporaria deben reasignarse. “El año anterior se gastó lo equivalente a un mes y medio de salarios más en el presupuesto anual. Si tenemos (sin el aumento de julio) un promedio de 204 millones por mes en salarios, en el año se traduce en un mes y medio más para el pago de suplentes”, agregó. Es decir que se erogaron unos 306 millones de pesos para suplencias.
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