Anda circulando por mails ( a mi ya me llegaron dos) y redes sociales una novela cuyo autor sería un tal Raúl Vizcaino, médico él, quien para darle seriedad al asunto hasta pone su D.N.I.: 10.083.432 y la relata en primera persona.
La trama incluye magnicidio cometido contra el ex Presidente Néstor Kirchner, aunque también desliza que se trataría de un homicidio intrafamiliar. No le falta el confuso accidente de un familiar del relator, una huida a otro país, el pase a la clandestinidad con una identidad falsa, renuncias sospechosas, conspiraciones... ¡bah!, casi un Prison Break, pero de cabotaje.
Ahora bien, dejando de lado que quien escribió ese relato es un pelotudo, me pregunto ¿que tienen en la cabeza los que replican este folletín? ¿La necesidad del "todo mal con este Gobierno" les nubla la capacidad de razonamiento? ¿No les importa si es verdad o no, si es lógico o no? ¿Será que lo único que les interesa es multiplicar el infundio al solo efecto de provocar daño?... ¿Que será?
Si el supuesto médico no hubiese puesto nombre, apellido y número de documento, estoy segura de que hubiese circulado de la misma manera (hay un largo historial de falsas versiones de todo tipo surgidas de las usinas anti K). Pero el tipo puso todos los datos, y yo no sé cuantos mails andarán rodando, pero sólo en un posteo de una página de Facebook que lleva el bonito nombre de "La Concha De Tu Madre Cristina" fue compartido en la red al momento de escribir esto 35.636 veces. ¿A ninguna de de las 35 mil y pico de personas se les ocurrió verificar los datos del tal Raúl Vizcaino?
A mi si. Busqué en Google una página que me permitiera verificar un documento y encontré en esta, probé con mi número y el de todos los que tenía alrededor para comprobar que funcionara y saltaron los datos correctos, y resulta que el D.N.I. en cuestión pertenece a Ester Alicia Czaczkowsky. ¿Fácil, no?
Para dejar constancia de los datos, hice las capturas de pantalla correspondientes, tanto del personaje que nos ocupa como de otros que todos conocemos (como Magnetto, Leuco, Bonelli, Magdalena, y otros) y aparecen todos, incluso el doble documento de Jorge Ernesto Lanata (el 14.234.966 y el 14.234.965) de la época en que los problemas financieros lo acosaban.
Aclaración necesaria: los números exactamente iguales (que no es el caso de los de Lanata) que se duplican, cuando son menores a 10.000.000 y de distintos sexos es por que se corresponden a las antiguas Libretas de Enrolamiento y Cívica.
Estos papelones anti K ya son un clásico, incluso en operaciones mucho más onerosas y "profesionales", y respecto a la muerte de Néstor Kirchner las pioneras son Mirtha Legrand y Lilita Carrió con lo de Fuerza Bruta.
Las comunicaciones de hoy en día masifican versiones sobre escapadas de shopping de Cristina, que Néstor le pegaba, que tal o cual era amante de ella (o de él), que es bipolar, que hay hijos no reconocidos por ahí, plata que se pesa, oro que emigra por el Pacífico y muchos etcéteras más (¡y los que vendrán!), pero estas construcciones no son nuevas.
Recordemos los mitos de las orgías de Perón con las adolescentes de la UES, el oro que se llevó en la Cañonera, su "intimidad" con el boxeador Archie Moore... pero el más "documentado" (y eso que no existía el Photoshop) era el que mostraba al General junto a Gina Lollobrigida (totalmente desnuda) gracias a una cámara especial ideada por un alemán nazi refugiado en Argentina a pedido del propio Perón.
Como vemos el infundio en política no es nuevo, y como sabemos, el infundioso lo hace correr y condena sin pruebas. Lo triste para él es que ese infundio podrá sobrevivir los tiempos ya que siempre habrá alguien que lo retome para que no pare de rodar sólo para dejar en evidencia la ridiculez a la que lo llevó su propia impotencia.
Respecto de las preguntas que me hice inicialmente, Luis Bruschtein responde algunas en su artículo Leyenda Negra:
"(...) El tamaño de los mitos urbanos que construyen sus adversarios [del peronismo en general] describe también por regla inversa el tamaño de lo que se quiere denigrar. (...) Los aspectos negativos de cualquier gobierno se critican con argumentos. Los que son más difíciles de desvirtuar son los hechos positivos, que son la causa de cuentos que sólo pueden ser creídos desde el odio.
(...) En la sociedad se acuñan leyendas sobre vidas, amores y muertes de los presidentes que han dejado una marca en la historia. La mayoría de las veces tienen algún elemento de verdad o tratan de afirmarse en hechos reales, incluso los menos creíbles, como aquellos que inventó la llamada Revolución Libertadora para desacreditar al peronismo.
En el que las inventa o las cree hay un mecanismo tan ingenuo como en sus historias. Igual que un niño impedido de crecer que mira a un adulto como el que nunca podrá ser. Además del odio que las motiva, expresan también cierta fascinación resignada por los protagonistas que los enojan. Hay un complejo de inferioridad en los cimientos de esa mirada frente a la épica que sustentan los cuentos. Porque hay una épica real sobre la que se monta la fantasía. Es la fascinación que siente por Evita el coronel de los servicios de inteligencia que oculta el cuerpo embalsamado, como lo relata Rodolfo Walsh en 'Esa mujer'. Ese coronel existió, igual que el ocultamiento del cadáver, en el mismo servicio de inteligencia que estaba generando los mitos contra un peronismo derrocado pero fuertemente enraizado en las culturas populares.
(...) Mito contra mito, igual que ahora los partidarios del Gobierno se definen irónicamente como 'la mierda oficialista', en aquella época, los peronistas respondían: 'Puto o ladrón, lo queremos a Perón' [por el supuesto romance entre el General y Archie Moore].
(...) Esa leyenda negra tejida sobre las exequias de Kirchner ofrece el primer síntoma de que hay un hecho que desencaja, que produce rupturas y nacimientos, que necesita del mito para ser explicado. Y si para los protagonistas, los que asistieron a la Plaza y a la Casa Rosada, todo fue sorpresivo y desbordante, la leyenda negra deja vislumbrar un sentimiento de sorpresa atrapado en la propia mezquindad de quien ha tejido esa fantasía. Ante sus ojos todo aparece hiperdimensionado de gestos y emociones, con una épica que la deslumbra aunque la rechace. La impresión es tan fuerte que no se asimila y necesita su propia mentira para explicar ese rechazo.
(...) La leyenda negra circulará en las sobremesas de los countries, en las reuniones de las cámaras empresarias, se seguirá alimentando y de vez en cuando, algún periodista 'independiente' dirá otra vez que la gente dice que el cuerpo de Néstor no estaba en el cajón. (...) La leyenda crecerá en detalles y en veneno y con el tiempo hasta se podrá convertir en argumento político. Habrá sociólogos de la izquierda y la derecha académica que estudiarán las barbaridades que hacen los populismos.
Muchos de estos sociólogos se hicieron famosos investigando los mitos populares, es decir, 'la estupidez' de los pueblos que generan mitos como los de Gardel, Maradona, Evita o el Che y los cuentos que los rodean. Los pueblos han generado esos mitos o leyendas blancas que enaltecen a esas figuras. Sería bueno que ahora estudiaran el fenómeno inverso. Porque en este caso no ha sido el pueblo el que inventó las historias, sino la 'gente de bien', o 'las capas medias y altas blancas y urbanas', como diría el sociólogo brasileño Emir Sader, o directamente la tilinguería, como le gustaba decir a don Arturo Jauretche. Sería interesante también subrayar que, a diferencia de los mitos populares –que la mayoría de las veces son enaltecedores–, en estos casos se trata de relatos denigrantes. (...)".
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