No hay dudas que estos bonos responden a la necesidad de generar instrumentos de ahorros, que no fuguen dólares de la economía por la vía que sea. Que sirvan para dinamizar el alicaído mercado inmobiliario. Que apunte sobre todo a los agentes que sin mala intención desconfían del sistema financiero argentino. Que detengan la paranoia mediática sobre las oportunidades de ahorro de la población. Y que devuelvan la iniciativa al Estado.
Existen cerca de U$S200.000 millones de activos en el exterior. El stock de estos activos explica un 42% del PBI anual. Tiene sentido contener esta salida (del sistema, tanto al extranjera como al colchón), porque a los argentinos nos conviene que ese capital se utilice para invertir y no para especular contra el peso.
Más allá de las consideraciones técnicas, cabe destacar que el gobierno le asigna a los actores que realizan esta fuga, salida, por la razón que fuere, un papel político en el entramado de actores de la Argentina.
Porque podríamos creer que esto se resuelve con palos sobre estos agentes, no obstante el gobierno define la situación como un problema social y organiza una suerte de set de zanahorias para contenerlo. Es admitir que hay mucho poder detrás de este problema y que un "embate" (como le hubiera gustado titular a algunos diarios si se hubiera hecho otra cosa) hubiera generado un enfrentamiento que no le conviene a la sociedad argentina. Ponele que vamos por todo, pero en algunos temas vamos de a poquito, despacito.
Gobernar es tomar decisiones a favor del conjunto, sino sólo se trataría de administrar la acumulación de ciertos sectores, como proponen algunos opositores. Es posible que haya agentes que se beneficien con las medidas, pero la política está para resolver los problemas sociales, y debe tener un vuelo superador.
Es posible que estas medidas sean criticadas por los que eufemísticamente piden palos para los que tienen dinero negro, pero al mismo tiempo esperan que a la Argentina le vaya mal. Existe por tanto un cambio en la manera de enfrentar los problemas por parte del gobierno, por lo menos en este punto, dado que aquí no hay un simbolismo en función del par amigo - enemigo, sino que por el contrario se busca contener y "negociar" con los que toman decisiones en contra del conjunto para favorecer a ese mismo conjunto. Eso es coherente con la señal política de poner a anunciar las medidas a los principales referentes económicos del gobierno.
La oposición podría capitalizar y apropiarse de esta situación política (como un logro de sus presiones, o de las presiones de las movilizaciones opositoras recientes) en vez de oponerse, allá ellos si siempre eligen el camino de dañar y nunca de construir o proponer.
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